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Actualidad Educativa

miércoles, 17 de abril de 2013

Alimentando la conciencia



Rafael Sarabia Díaz*

Ya lo decía Juan Jacobo Rosseau: “La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a alguna”, pues se nos acostumbra de una manera apabullante a realizar acciones sin “motivo aparente”, lo cual es en la mayoría de los casos por ignorancia, aclaro: ¡no todos y no siempre! Un perfecto ejemplo es una noticia que hace algunos días causó revuelo en mi cabeza: “en los restaurantes del D.F. serán retirados los saleros de los restaurantes para evitar daños en la salud de los defeños”, pienso que no suena mal, incluso puede ser un buen comienzo ya que los buenos hábitos (al igual que los malos) empiezan por algo. Pero realmente no es una cuestión de prohibición eso de la salud en México sino de costumbres y al igual que con la sal lo mismo sucede con muchos alimentos que consumimos, a sabiendas del daño que nos provocamos, no obstante, evitamos perder la costumbre antes que probar nuevos sabores.

En el tema “Importancia de la nutrición para la salud”, revisado en primer grado de secundaria en la asignatura de Ciencias I, se dan a conocer por parte del profesor alimentos elaborados con flora y fauna endémica de México, y por parte del alumno los de la región y temporada; se estudia el aporte nutrimental de estos alimentos haciendo énfasis en consumir los que aporten más beneficios. El tema citado es sumamente importante dentro del programa ya que brinda, en la medida de las actividades programadas, la posibilidad de alimentarse y nutrirse de manera variada, y aproxima al adolescente a la prevención de enfermedades y desordenes de origen alimenticio.

En la Escuela Secundaria Técnica No. 10 “Xonacatepetl” en Jonacatepec, Morelos, durante el estudio del bloque II (Nutrición) los alumnos fueron organizados por el profesor para llevar ingredientes económicos y de origen natural, y preparar ensaladas que después ingirieron, al mismo tiempo analizaron el aporte nutrimental y para qué les servía. Durante el proceso mostraron cooperación y satisfacción, llevaron a casa muestras valiosas de cómo ahorrar y sostener una dieta balanceada, también aprendieron a mitigar el hambre o antojo en ausencia de papá o mamá. Uno de los adolescentes comentó: “a todo se acostumbra el hombre, menos a no comer”, entonces ¡vayamos acostumbrando a nuestros alumnos a comer bien!

Y no basta con comer bien, hay que comer sabroso; para promover ese cambio de hábitos que tanto hace falta, hagámoslo de una manera atractiva, está comprobado que el chocolate negro u oscuro reduce la presión sanguínea en el hombre (propiciada en gran parte por un alto consumo de sal) pues dilata los vasos sanguíneos, es un buen antioxidante retrasando el envejecimiento en el organismo, además de estimular el cerebro produciendo una sensación de bienestar y felicidad.

Otros datos que han de considerarse para mantener una buena salud, son la talla, peso, estatura e índice de masa corporal, que al compararlos con tablas estandarizadas nos permiten saber si llevamos una alimentación balanceada. De estos rasgos y algunas otras actividades como muestras gastronómicas alternativas y dinámicas físicas, se les hizo partícipes a profesores y alumnos en la Feria Didáctica y Gastronómica, que se realizó en la Normal Benito Juárez a finales de enero. Se promovió el mensaje de combinar ejercicio y una alimentación balanceada, ya que el deporte no nos exime de desordenes alimenticios cuando existen los excesos.

Aunque es bien sabido que “a grandes males, grandes remedios”, no vamos a vaciarnos el salero en la comida para luego embadurnarnos de chocolate.


*Licenciado en Educación Secundaria, con especialidad en biología. Alumno de la Maestría en Psicopedagogía y Desarrollo del Potencial Humano, del Centro de Estudios de Posgrado “Lic. Benito Juárez García.

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